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LA MEDICINA DE LA ENERGIA- Caroline Myss_1_151
CAROLINE MYSS
La Medicina de la Energía
Este libro está dedicado
a Racbel Namtti Remen, doctora En medicina, y a Daniel Lowensteifí, doctor
en medicina,
con todo mi amor y gratitud por haber aparecido en mi vida.
1
LA MEDICINA DE LA ENERGIA- Caroline Myss_2_151
Introducción
¿En qué consiste la medicina energética?
Mi intención al escribir este libro es ofrecer al lector una nueva perspectiva
sobre la salud, específicamente: por qué no nos curamos y cómo podemos
conseguirlo. Quizá dé la impresión de que abordo el tema de la curación como si
fuera secundario, puesto que dedico una gran parte del libro a los motivos que nos
impiden sanar, pero creo que muchos de nosotros sentimos casi tanto miedo a sanar
como a estar enfermos. Confío en que el lector, al percatarse de que el temor y otras
emociones nos impiden sanar, identifique con más facilidad la forma en que dificulta,
consciente o inconscientemente, el proceso de su curación.
Dar por sentado que todo el mundo desea curarse es a la vez erróneo y
peligroso. Por ejemplo, la enfermedad puede convertirse en un potente instrumento
para reclamar atención; como forma de influir en los demás, la enfermedad hasta
puede resultar atractiva. Por otra parte, la enfermedad puede transmitir el mensaje
de que la forma de vida debe modificarse drásticamente. Puesto que el cambio
constituye uno de los aspectos más aterradores de la vida, quizás el temor al cambio
sea mayor que el miedo a la propia enfermedad y, como consecuencia, los cambios
necesarios son aplazados continuamente.
Uno de los errores de la cultura holista de hoy en día consiste en la creencia
de que la enfermedad es el resultado de una actitud personal negativa, ya sea
debida a trágicas experiencias pasadas que contaminan nuestras mentes y nuestros
cuerpos, o al mal karma de una vida anterior.
Pero la actitud negativa
no
es la única fuente de enfermedad. Esta también
puede ser la respuesta a una plegaria; y guiarnos físicamente hacia un camino de
percepción y conocimiento que de otro modo nunca habríamos recorrido. La
enfermedad puede convertirse en un catalizador que nos impulse a ampliar nuestra
conciencia psíquica
y
comprender el profundo significado déla vida.
A pesar de ser aterradora, la enfermedad constituye, al mismo tiempo, una
invitación a penetrar en la naturaleza del misterio. La vida está llena de misterios que
tenemos que explorar pero
que no
debemos esperar resolver. Debemos vivir con las
preguntas que nos formulamos sobre nuestra vida, incluso considerarlas nuestras
compañeras y permitir que nos guíen hacia las regiones más recónditas de nuestro
ser, donde descubrimos lo sagrado. Confío en que este libro le ayude a hallar
nuevas formas de abordar el significado de la enfermedad y otros desafíos que se
plantean en la vida, a profundizar en los misterios de su ser y a avanzar en el
camino personal que conduce a las regiones de lo espiritual.
Si bien la enfermedad puede ayudarle a hallar su esencia sagrada, su unión
con Dios, con la humanidad y con todas las criaturas, no es preciso que enferme
para entrar en contacto con su espíritu y sanar su vida. He comprobado que las
personas empiezan a comprender la naturaleza sagrada de su ser al investigar lo
que yo llamo medicina energética. Existen siete centros de energía en nuestro
cuerpo que, según el sistema hindú, se denominan chakras. Cada chakra
corresponde, más o menos, a una zona de nuestro cuerpo. Yo concibo esos chakras
como linos discos informáticos o unos bancos de datos «energéticos» en los que se
almacena todo tipo de información. En el curso de mi trabajo, he constatado que
esos siete centros de energía se corresponden con ¡os diversos problemas y de-
safíos que nos plantea la vida, los mismos que los siete sacramentos del
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LA MEDICINA DE LA ENERGIA- Caroline Myss_3_151
cristianismo y los diez sefirot del Árbol de la Vida de la tradición cabalística judía
también nos ayudan a resolver.
Nuestro espíritu alcanza la madurez y comprensión de nosotros misinos en
siete estadios de desarrollo espiritual. A medida que superarnos esas etapas
adquirimos distintas formas de poder interior. Los chakras —y sus homólogos en los
sacramentos y el Árbol de la Vida— marcan una senda de evolución interior.
Constituyen los hitos de nuestro camino personal, que nos conduce hacia una con-
ciencia psíquica superior. Aprender el lenguaje de los chakras y fomentar estas
cualidades espirituales refuerza nuestro cuerpo tísico al misino tiempo que nos
ayuda a sanar o a conservar la salud.
un
hombre llamado Ben, que asistió a uno de mis talleres terapéuticos
mientras seguía un tratamiento contra un cáncer de próstata, reaccionó de inmediato
cuando le expliqué la correspondencia entre los chakras, los sacramentos y el Árbol
de la Vida. Para él, constituían un nuevo lenguaje de curación. Ben comenzó a usar
el lenguaje simbólico que enseño en mis talleres —y que explico en este libro— para
su curación. Cada vez que iba a visitar a su médico para recibir tratamiento,
pronunciaba antes una oración o mantra, mediante la cual invocaba el poder de los
chakras, los sacramentos y el Árbol de la Vida a fin de «activar» su cuerpo. Al cabo
de seis meses su cáncer remitió.
Como «intuitiva» médica, describo a las personas la naturaleza de sus
enfermedades físicas y las distinciones energéticas que presentan en su cuerpo. A
partir de la observación de los campos de energía que impregnan y rodean el
cuerpo, obtengo información sobre experiencias importantes de la infancia,
comportamiento y supersticiones, todo lo cual incide de forma decisiva en la salud fí-
sica dé la persona. Basándome en la información que percibo intuitivamente en sus
campos energéticos, inclusive los chakras, les recomiendo la forma de tratar su
dolencia tanto física como espiritualmente.
El propósito de utilizar !a medicina energética es tratar simultáneamente el
cuerpo y el espíritu. A medida que
usted
se adentre en el lenguaje de los chakras,
aprenderá a identificar los factores emocionales, psicológicos y espirituales
estresantes que afectan a su salud de un modo negativo y que se corresponden con
sus síntomas físicos. Asimismo, en su salud incide su grado de autoestima y su
relación con los demás, su respuesta a experiencias o recuerdos traumáticos y la
forma en que administra su energía en las situaciones cotidianas.
I,;i medicina energética es una ciencia muy antigua; sus principios y sus
técnicas eran conocidos por los antiguos hindúes, los chinos y los sanadores
chamanes. Lo que representa una novedad es la correlación que he establecido
entre las ideas espirituales orientales de los chakras y la ética y las verdades
espirituales occidentales, afín de crear un nuevo lenguaje de la energía. La palabra
¿ener
gía
ha asumido recientemente distintos significados, pero yo la utilizo para
referirme tanto a la energía física como espiritual. La metafísica oriental y !a teosofía
occidental han descrito mía serie de envoltorios o capas energéticas que rodean e
¡interactúan en el cuerpo. Cuando los místicos nos dicen que somos infinitamente
más vastos de lo que nos imaginamos, en parte se refieren a este campo
energético.'Iodos lo poseemos y en él se halla valiosa información sobre nuestras
circunstancias y necesidades físicas, psicológicas y espirituales.
En mi realidad de intuitiva, interpreto este campo y veo la relación entre,
pongamos por caso, una pérdida de energía en el páncreas y la aparición de
diabetes o hipo-glucemia. Asimismo, puedo observar la evolución de determinados
aspectos de la vida de una persona, por ejemplo, el estrés debido al exceso de
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LA MEDICINA DE LA ENERGIA- Caroline Myss_4_151
responsabilidad o al temor a ésta. Al aprender el lenguaje de los chakras, usted
podrá darse cuenta de la interacción entre la energía física y la energía espiritual, y
utilizar esa percepción para prevenir o curar una enfermedad realizando ciertos
cambios en su vida.
Asimismo, puede aprender a utilizar la visión simbólica a fin de interpretar
intuitivamente los símbolos de poder en su vida, averiguar en qué ha invertido su
energía personal, descubrir el auténtico significado de los desafíos que se plantean
en su vida, al margen tic los hechos tangibles, y comprender de qué forma incide
todo ello en su salud.
Este libro ¡e ofrece una guía del lenguaje de los chakras, más breve que mi
libro anterior,
Anatomía del espíritu,
a fin de que se familiarice con el lenguaje de la
energía y emprenda su propio proceso de curación. Si ha leído
Anatomía del espíritu
o
The Creation af Health,
puede utilizar esta revisión de los chakras para refrescar la
memoria.
Los chakras están alineados vertical mente desde la base de la columna hasta
la coronilla, para indicar que ascendemos hacia lo Divino a medida que aprendemos
a dominar el influjo seductor del mundo material. En cada estadio, adquirimos una
mayor comprensión de nuestro poder personal y espiritual, puesto que cada chakra
representa una lección espiritual o un desafío común a todos los seres humanos.
Aunque el sistema de chakras se desarrolló en Oriente y constituyó la base para
ciertas enseñanzas hindúes, budistas y racistas, los tipos de energía que describen
se corresponden con la energía definida por los sefirot cabalísticos y por los
sacramentos cristianos.
Al principio del libro, y de forma más exhaustiva al final, reviso el lenguaje de
los chakras. Describo diversas formas de utilizar su energía para sanar, y técnicas
para el desarrollo de la visión simbólica. Asimismo, presento un contexto simbólico
más amplio orientado a la curación. Aunque no he escrito antes sobre este concepto,
lo utilizo desde hace tiempo en mis talleres. Dicho en pocas palabras: veo la historia
de nuestra evolución espiritual como una sucesión de culturas de poder (o energía)
que se corresponden aproximadamente con diferentes eras astrológicas. Una era
astrológica dura unos dos mil años, durante los cuales la conciencia humana se
desarrolla de nuevas formas. En cada una de esas eras existió un determinado tipo
de energía dominante, la cual influía en la vida, la salud y la espiritualidad de las
personas. Cada era ha aportado al conocimiento humano determinadas concepcio-
nes sobre la naturaleza de la realidad y el poder del espíritu, unas concepciones que
aún hoy influyen en nuestra salud y en nuestra alma. A fin de ayudar al lector a
comprender el tipo de poder o energía característico de cada una de esas eras,
recurro al simbolismo de la astrología.
La era de Aries se extendió aproximadamente desde el 2000 a. C. hasta el
nacimiento de Jesús, que inició la era de Piscis. Y como cualquiera que conozca la
obra musical
Huir!
sabe, estamos entrando en la era de Acuario. Aries, un signo de
fuego, representa el fuego que se enciende, la creación inicial, el comienzo del
zodíaco y, a mi entender, el despertar de numerosas culturas y civilizaciones. Du-
rante la era de Aries se inició una unidad tribal de culturas, pensamiento y leyes que
reemplazó al tribalismo más primitivo de la precedente era de Tauro. La de Aries fue
la era de! dominio del medio físico por parte del hombre, de las leyes —desde el
Código de Hammurabí hasta las tablas de Moisés—, de la colocación de los
cimientos sociales y culturales sobre los que se basó el desarrollo emocional,
psicológico y espiritual de la siguiente era.
4
LA MEDICINA DE LA ENERGIA- Caroline Myss_5_151
La era de Piscis fue una época de dualismo en que la conciencia humana se
polarizó radicalmente entre la cultura occidental y la oriental, la iglesia
y
el estado, el
cuerpo y el espíritu (en una división que tuvo en el maniqueísmo su máximo
exponente), la ciencia del magnetismo, incluso la polaridad entre la izquierda y la
derecha. Al mismo tiempo, nos alejamos de la mentalidad tribal para desarrollar un
claro sentido del yo: el Renacimiento ensalzaba al individuo, los artistas y los
compositores comenzaron afirmar sus obras y la gente empezó a escribir diarios. El
concepto de ley pasó de basarse en códigos tribales a basarse en los derechos del
individuo, representados por la Carta Magna, la Constitución norteamericana y otras
leyes más recientes destinadas a suavizar las restricciones sociales y religiosas.
Mientras entramos en la era de Acuario, a finales del siglo XX, nos estamos
alejando de eras astrológicas representadas por peces y animales, y avanzamos
hacia una era representada por un ser humano: el aguador. Si el tema de Piscis era
la división, el tema de Acuario es la integridad, en la cual aspiramos a descubrir una
unidad espiritual. Las religiones del mundo han comenzado a tratar de adaptarse
unas a otras en formas sin precedente, y hemos desarrollado un mercado global,
una tecnología global, y una conciencia global de la justicia social y de la necesidad
de preservar el medio ambiente, pese a las evidentes violaciones de ambos. El
cántico que se dejó oír por primera vez en la convención democrática de Chicago en
1968: « ¡Todo el mundo nos observa!», se ha convertido en un canto tan profético
como la descripción de Marshall McLuhan de la cultura mundial emergente como
una «aldea global». Esta nueva unidad tribal mundial suplantará el tribalismo, mucho
más limitado, de la era de Aries. Con cada era astrológica, la conciencia espiritual ha
madurado y se ha producido una mayor toma de conciencia de nosotros misinos, del
espíritu inherente a otra vida y del gran poder que nos rodea. Es preciso que exa-
minemos el papel que cada una de esas eras ha desempeñado a fin de comprender
cómo hemos asimilado sus actitudes y criterios y de qué manera éstos están
obstaculizando nuestros esfuerzos para curarnos individual, física y espiritual mente.
Con el paso de las diferentes eras astrológicas, se han sucedido diversas
mentalidades y distintos tipos de poder físico y espiritual. A estas actitudes y po-
deres, yo los he denominado tribal, individual y simbólica. La comprensión de las
características del poder propio de cada era astrológica nos permite reconocer que
poseemos múltiples capacidades de percepción: la percepción tribal es sensorial, la
individual abarca interpretaciones emocionales y psicológicas, y la simbólica penetra
en los dominios impersonales de la visión arquetípica. El poder tribal, característico
de la era de Aries, es esencialmente una conciencia de grupo, la cual tiene su
manifestación más importante en la pertenencia a una familia, grupo étnico, religión
y nación. Los puntos fuertes del poder tribal: seguridad, orden, lealtad, sentido de la
identidad, se convierten fácilmente en sus debilidades; rigidez, conformismo,
patriarcalismo, xenofobia. La conciencia tribal se centra en los elementos externos
con exclusión de numerosos imperativos individuales y espirituales internos, y, por
tanto, es un sistema de percepción esencialmente sensorial.
El poder individual, por el contrario, está relacionado con nuestra identidad
emocional y psicológica, simbolizada por la era de Piséis, durante la cual la ciencia y
las artes florecieron, y el valor del genio individual aumentó. Los puntos débiles del
poder individual son un foco excesivo en el yo, el narcisismo y la tendencia a
polarizar el bien y el mal, lo masculino y lo femenino, Oriente y Occidente, el
conocimiento y la intuición, el hemisferio cerebral izquierdo y el derecho.
Por ultimo, e! poder simbólico nos permite ver las cosas en términos
impersonales; contemplar la historia y nuestras vidas bajo la visión global y
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LA MEDICINA DE LA ENERGIA- Caroline Myss_1_151
CAROLINE MYSS
La Medicina de la Energía
Este libro está dedicado
a Racbel Namtti Remen, doctora En medicina, y a Daniel Lowensteifí, doctor
en medicina,
con todo mi amor y gratitud por haber aparecido en mi vida.
1
LA MEDICINA DE LA ENERGIA- Caroline Myss_2_151
Introducción
¿En qué consiste la medicina energética?
Mi intención al escribir este libro es ofrecer al lector una nueva perspectiva
sobre la salud, específicamente: por qué no nos curamos y cómo podemos
conseguirlo. Quizá dé la impresión de que abordo el tema de la curación como si
fuera secundario, puesto que dedico una gran parte del libro a los motivos que nos
impiden sanar, pero creo que muchos de nosotros sentimos casi tanto miedo a sanar
como a estar enfermos. Confío en que el lector, al percatarse de que el temor y otras
emociones nos impiden sanar, identifique con más facilidad la forma en que dificulta,
consciente o inconscientemente, el proceso de su curación.
Dar por sentado que todo el mundo desea curarse es a la vez erróneo y
peligroso. Por ejemplo, la enfermedad puede convertirse en un potente instrumento
para reclamar atención; como forma de influir en los demás, la enfermedad hasta
puede resultar atractiva. Por otra parte, la enfermedad puede transmitir el mensaje
de que la forma de vida debe modificarse drásticamente. Puesto que el cambio
constituye uno de los aspectos más aterradores de la vida, quizás el temor al cambio
sea mayor que el miedo a la propia enfermedad y, como consecuencia, los cambios
necesarios son aplazados continuamente.
Uno de los errores de la cultura holista de hoy en día consiste en la creencia
de que la enfermedad es el resultado de una actitud personal negativa, ya sea
debida a trágicas experiencias pasadas que contaminan nuestras mentes y nuestros
cuerpos, o al mal karma de una vida anterior.
Pero la actitud negativa
no
es la única fuente de enfermedad. Esta también
puede ser la respuesta a una plegaria; y guiarnos físicamente hacia un camino de
percepción y conocimiento que de otro modo nunca habríamos recorrido. La
enfermedad puede convertirse en un catalizador que nos impulse a ampliar nuestra
conciencia psíquica
y
comprender el profundo significado déla vida.
A pesar de ser aterradora, la enfermedad constituye, al mismo tiempo, una
invitación a penetrar en la naturaleza del misterio. La vida está llena de misterios que
tenemos que explorar pero
que no
debemos esperar resolver. Debemos vivir con las
preguntas que nos formulamos sobre nuestra vida, incluso considerarlas nuestras
compañeras y permitir que nos guíen hacia las regiones más recónditas de nuestro
ser, donde descubrimos lo sagrado. Confío en que este libro le ayude a hallar
nuevas formas de abordar el significado de la enfermedad y otros desafíos que se
plantean en la vida, a profundizar en los misterios de su ser y a avanzar en el
camino personal que conduce a las regiones de lo espiritual.
Si bien la enfermedad puede ayudarle a hallar su esencia sagrada, su unión
con Dios, con la humanidad y con todas las criaturas, no es preciso que enferme
para entrar en contacto con su espíritu y sanar su vida. He comprobado que las
personas empiezan a comprender la naturaleza sagrada de su ser al investigar lo
que yo llamo medicina energética. Existen siete centros de energía en nuestro
cuerpo que, según el sistema hindú, se denominan chakras. Cada chakra
corresponde, más o menos, a una zona de nuestro cuerpo. Yo concibo esos chakras
como linos discos informáticos o unos bancos de datos «energéticos» en los que se
almacena todo tipo de información. En el curso de mi trabajo, he constatado que
esos siete centros de energía se corresponden con ¡os diversos problemas y de-
safíos que nos plantea la vida, los mismos que los siete sacramentos del
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cristianismo y los diez sefirot del Árbol de la Vida de la tradición cabalística judía
también nos ayudan a resolver.
Nuestro espíritu alcanza la madurez y comprensión de nosotros misinos en
siete estadios de desarrollo espiritual. A medida que superarnos esas etapas
adquirimos distintas formas de poder interior. Los chakras —y sus homólogos en los
sacramentos y el Árbol de la Vida— marcan una senda de evolución interior.
Constituyen los hitos de nuestro camino personal, que nos conduce hacia una con-
ciencia psíquica superior. Aprender el lenguaje de los chakras y fomentar estas
cualidades espirituales refuerza nuestro cuerpo tísico al misino tiempo que nos
ayuda a sanar o a conservar la salud.
un
hombre llamado Ben, que asistió a uno de mis talleres terapéuticos
mientras seguía un tratamiento contra un cáncer de próstata, reaccionó de inmediato
cuando le expliqué la correspondencia entre los chakras, los sacramentos y el Árbol
de la Vida. Para él, constituían un nuevo lenguaje de curación. Ben comenzó a usar
el lenguaje simbólico que enseño en mis talleres —y que explico en este libro— para
su curación. Cada vez que iba a visitar a su médico para recibir tratamiento,
pronunciaba antes una oración o mantra, mediante la cual invocaba el poder de los
chakras, los sacramentos y el Árbol de la Vida a fin de «activar» su cuerpo. Al cabo
de seis meses su cáncer remitió.
Como «intuitiva» médica, describo a las personas la naturaleza de sus
enfermedades físicas y las distinciones energéticas que presentan en su cuerpo. A
partir de la observación de los campos de energía que impregnan y rodean el
cuerpo, obtengo información sobre experiencias importantes de la infancia,
comportamiento y supersticiones, todo lo cual incide de forma decisiva en la salud fí-
sica dé la persona. Basándome en la información que percibo intuitivamente en sus
campos energéticos, inclusive los chakras, les recomiendo la forma de tratar su
dolencia tanto física como espiritualmente.
El propósito de utilizar !a medicina energética es tratar simultáneamente el
cuerpo y el espíritu. A medida que
usted
se adentre en el lenguaje de los chakras,
aprenderá a identificar los factores emocionales, psicológicos y espirituales
estresantes que afectan a su salud de un modo negativo y que se corresponden con
sus síntomas físicos. Asimismo, en su salud incide su grado de autoestima y su
relación con los demás, su respuesta a experiencias o recuerdos traumáticos y la
forma en que administra su energía en las situaciones cotidianas.
I,;i medicina energética es una ciencia muy antigua; sus principios y sus
técnicas eran conocidos por los antiguos hindúes, los chinos y los sanadores
chamanes. Lo que representa una novedad es la correlación que he establecido
entre las ideas espirituales orientales de los chakras y la ética y las verdades
espirituales occidentales, afín de crear un nuevo lenguaje de la energía. La palabra
¿ener
gía
ha asumido recientemente distintos significados, pero yo la utilizo para
referirme tanto a la energía física como espiritual. La metafísica oriental y !a teosofía
occidental han descrito mía serie de envoltorios o capas energéticas que rodean e
¡interactúan en el cuerpo. Cuando los místicos nos dicen que somos infinitamente
más vastos de lo que nos imaginamos, en parte se refieren a este campo
energético.'Iodos lo poseemos y en él se halla valiosa información sobre nuestras
circunstancias y necesidades físicas, psicológicas y espirituales.
En mi realidad de intuitiva, interpreto este campo y veo la relación entre,
pongamos por caso, una pérdida de energía en el páncreas y la aparición de
diabetes o hipo-glucemia. Asimismo, puedo observar la evolución de determinados
aspectos de la vida de una persona, por ejemplo, el estrés debido al exceso de
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responsabilidad o al temor a ésta. Al aprender el lenguaje de los chakras, usted
podrá darse cuenta de la interacción entre la energía física y la energía espiritual, y
utilizar esa percepción para prevenir o curar una enfermedad realizando ciertos
cambios en su vida.
Asimismo, puede aprender a utilizar la visión simbólica a fin de interpretar
intuitivamente los símbolos de poder en su vida, averiguar en qué ha invertido su
energía personal, descubrir el auténtico significado de los desafíos que se plantean
en su vida, al margen tic los hechos tangibles, y comprender de qué forma incide
todo ello en su salud.
Este libro ¡e ofrece una guía del lenguaje de los chakras, más breve que mi
libro anterior,
Anatomía del espíritu,
a fin de que se familiarice con el lenguaje de la
energía y emprenda su propio proceso de curación. Si ha leído
Anatomía del espíritu
o
The Creation af Health,
puede utilizar esta revisión de los chakras para refrescar la
memoria.
Los chakras están alineados vertical mente desde la base de la columna hasta
la coronilla, para indicar que ascendemos hacia lo Divino a medida que aprendemos
a dominar el influjo seductor del mundo material. En cada estadio, adquirimos una
mayor comprensión de nuestro poder personal y espiritual, puesto que cada chakra
representa una lección espiritual o un desafío común a todos los seres humanos.
Aunque el sistema de chakras se desarrolló en Oriente y constituyó la base para
ciertas enseñanzas hindúes, budistas y racistas, los tipos de energía que describen
se corresponden con la energía definida por los sefirot cabalísticos y por los
sacramentos cristianos.
Al principio del libro, y de forma más exhaustiva al final, reviso el lenguaje de
los chakras. Describo diversas formas de utilizar su energía para sanar, y técnicas
para el desarrollo de la visión simbólica. Asimismo, presento un contexto simbólico
más amplio orientado a la curación. Aunque no he escrito antes sobre este concepto,
lo utilizo desde hace tiempo en mis talleres. Dicho en pocas palabras: veo la historia
de nuestra evolución espiritual como una sucesión de culturas de poder (o energía)
que se corresponden aproximadamente con diferentes eras astrológicas. Una era
astrológica dura unos dos mil años, durante los cuales la conciencia humana se
desarrolla de nuevas formas. En cada una de esas eras existió un determinado tipo
de energía dominante, la cual influía en la vida, la salud y la espiritualidad de las
personas. Cada era ha aportado al conocimiento humano determinadas concepcio-
nes sobre la naturaleza de la realidad y el poder del espíritu, unas concepciones que
aún hoy influyen en nuestra salud y en nuestra alma. A fin de ayudar al lector a
comprender el tipo de poder o energía característico de cada una de esas eras,
recurro al simbolismo de la astrología.
La era de Aries se extendió aproximadamente desde el 2000 a. C. hasta el
nacimiento de Jesús, que inició la era de Piscis. Y como cualquiera que conozca la
obra musical
Huir!
sabe, estamos entrando en la era de Acuario. Aries, un signo de
fuego, representa el fuego que se enciende, la creación inicial, el comienzo del
zodíaco y, a mi entender, el despertar de numerosas culturas y civilizaciones. Du-
rante la era de Aries se inició una unidad tribal de culturas, pensamiento y leyes que
reemplazó al tribalismo más primitivo de la precedente era de Tauro. La de Aries fue
la era de! dominio del medio físico por parte del hombre, de las leyes —desde el
Código de Hammurabí hasta las tablas de Moisés—, de la colocación de los
cimientos sociales y culturales sobre los que se basó el desarrollo emocional,
psicológico y espiritual de la siguiente era.
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La era de Piscis fue una época de dualismo en que la conciencia humana se
polarizó radicalmente entre la cultura occidental y la oriental, la iglesia
y
el estado, el
cuerpo y el espíritu (en una división que tuvo en el maniqueísmo su máximo
exponente), la ciencia del magnetismo, incluso la polaridad entre la izquierda y la
derecha. Al mismo tiempo, nos alejamos de la mentalidad tribal para desarrollar un
claro sentido del yo: el Renacimiento ensalzaba al individuo, los artistas y los
compositores comenzaron afirmar sus obras y la gente empezó a escribir diarios. El
concepto de ley pasó de basarse en códigos tribales a basarse en los derechos del
individuo, representados por la Carta Magna, la Constitución norteamericana y otras
leyes más recientes destinadas a suavizar las restricciones sociales y religiosas.
Mientras entramos en la era de Acuario, a finales del siglo XX, nos estamos
alejando de eras astrológicas representadas por peces y animales, y avanzamos
hacia una era representada por un ser humano: el aguador. Si el tema de Piscis era
la división, el tema de Acuario es la integridad, en la cual aspiramos a descubrir una
unidad espiritual. Las religiones del mundo han comenzado a tratar de adaptarse
unas a otras en formas sin precedente, y hemos desarrollado un mercado global,
una tecnología global, y una conciencia global de la justicia social y de la necesidad
de preservar el medio ambiente, pese a las evidentes violaciones de ambos. El
cántico que se dejó oír por primera vez en la convención democrática de Chicago en
1968: « ¡Todo el mundo nos observa!», se ha convertido en un canto tan profético
como la descripción de Marshall McLuhan de la cultura mundial emergente como
una «aldea global». Esta nueva unidad tribal mundial suplantará el tribalismo, mucho
más limitado, de la era de Aries. Con cada era astrológica, la conciencia espiritual ha
madurado y se ha producido una mayor toma de conciencia de nosotros misinos, del
espíritu inherente a otra vida y del gran poder que nos rodea. Es preciso que exa-
minemos el papel que cada una de esas eras ha desempeñado a fin de comprender
cómo hemos asimilado sus actitudes y criterios y de qué manera éstos están
obstaculizando nuestros esfuerzos para curarnos individual, física y espiritual mente.
Con el paso de las diferentes eras astrológicas, se han sucedido diversas
mentalidades y distintos tipos de poder físico y espiritual. A estas actitudes y po-
deres, yo los he denominado tribal, individual y simbólica. La comprensión de las
características del poder propio de cada era astrológica nos permite reconocer que
poseemos múltiples capacidades de percepción: la percepción tribal es sensorial, la
individual abarca interpretaciones emocionales y psicológicas, y la simbólica penetra
en los dominios impersonales de la visión arquetípica. El poder tribal, característico
de la era de Aries, es esencialmente una conciencia de grupo, la cual tiene su
manifestación más importante en la pertenencia a una familia, grupo étnico, religión
y nación. Los puntos fuertes del poder tribal: seguridad, orden, lealtad, sentido de la
identidad, se convierten fácilmente en sus debilidades; rigidez, conformismo,
patriarcalismo, xenofobia. La conciencia tribal se centra en los elementos externos
con exclusión de numerosos imperativos individuales y espirituales internos, y, por
tanto, es un sistema de percepción esencialmente sensorial.
El poder individual, por el contrario, está relacionado con nuestra identidad
emocional y psicológica, simbolizada por la era de Piséis, durante la cual la ciencia y
las artes florecieron, y el valor del genio individual aumentó. Los puntos débiles del
poder individual son un foco excesivo en el yo, el narcisismo y la tendencia a
polarizar el bien y el mal, lo masculino y lo femenino, Oriente y Occidente, el
conocimiento y la intuición, el hemisferio cerebral izquierdo y el derecho.
Por ultimo, e! poder simbólico nos permite ver las cosas en términos
impersonales; contemplar la historia y nuestras vidas bajo la visión global y
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