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Ana Caro
VALOR, AGRAVIO Y MUJER
This edition of the play is intended to be a reliable edition but is, under no circumstances,
to be considered as a thorough critical edition complete with variant readings, extensive notes,
nor any of the valuable expository discussion that is usually found in such. Those who would
like to study the play or to comment on it with greater security than can be claimed for this
electronic edition should refer to the two early manuscripts or
suelta
editions of the play.
However, the best source of information, interpretive notes, and text currently available is the
critical edition of the work prepared by Lola Luna and published in Madrid, by Castalia, in 1993.
Valor, agravio y mujer
has also been the subject of many studies that have been
published since this edition was prepared. These items may be identified by reference to the
valuable ABibliography on the Comedia@ published each fall in the
Bulletin of the Comediantes
.
VALOR, AGRAVIO Y MUJER
ANA CARO
Personas que hablan en ella:
Don FERNANDO de Ribera
Doña LEONOR, su hermana
RIBETE, lacayo gracioso
Don JUAN de Córdoba
TOMILLO, su criado
ESTELA, condesa
LISARDA, su prima
LUDOVICO, Príncipe de Pinoy
FLORA, criada
FINEO, criado
TIBALDO, bandolero
RUFINO, bandolero
ASTOLFO, bandolero
Gente, incluyendo a GODOFRE, capitán de la guarda
JORNADA PRIMERA
Han de estar a los dos lados del tablado escalerillas vestidas de murta, a manera de riscos, que
lleguen a lo alto del vestuario. Por la una de ellas bajen ESTELA y LISARDA, vestidas de
cazadoras, con venablos. Fingiránse truenos y torbellino al bajar.
LISARDA:
Por aquí, gallarda Estela,
de ese inaccesible monte,
de ese gigante soberbio
que a las estrellas se opone,
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podrás bajar a este valle
en tanto que los rigores
del cielo, menos severos
y más piadosos, deponen
negro encapotado ceño.
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Sígueme, prima.
ESTELA:
)Por dónde?
(Qué soy de hielo! (Mal hayan,
mil veces, mis ambiciones!
Van bajando poco a poco y hablando
(Y el corzo que dió, ligero,
ocasión a que malogren
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sus altiveces, mi brío,
mi orgullo bizarro, el golpe
felizmente ejecutad
Pues, sus pisadas veloces
persuadieron mis alientos
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y repiten mis temores.
(Válgame el cielo! )No miras
cómo el cristalino móvil
de su asiento desencaja
las columnas de sus orbes?
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Y, )cómo turbado el cielo,
entre asombros y entre horrores,
segunda vez representa
principios de Faetonte?
)Cómo, temblando sus ejes,
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se altera y se descompone
la paz de los elementos,
que airados y desconformes
granizan, ruidosos truenos
fulminan, prestos vapores
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congelados en la esfera
ya rayos, ya exhalaciones?
)No ves cómo, airado Eolo,
la intrépida cárcel rompe
al Noto y Boreas, porque,
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desatadas sus prisiones,
estremeciendo la tierra
en lo cóncavo rimbomben
de sus maternas entrañas
con prodigiosos temblores?
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)No ves vestidos de luto
los azules pabellones,
y que las preñadas nubes,
caliginosos ardores
que engendraron la violencia,
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hace que rayos se aborten?
Todo está brotando miedos,
todo penas y rigores,
todo pesar, todo asombro,
todo sustos y aflicciones.
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No se termina el celaje
en el opuesto horizonte.
)Qué hemos de hacer?
LISARDA:
No te aflijas.
ESTELA:
Estatua de piedra inmóvil
me ha hecho el temor, Lisarda.
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(Que así me entrase en el bosque!
Acaban de bajar
LISARDA:
A la inclemencia del tiempo,
debajo de aquestos robles,
nos negaremos, Estela,
en tanto que nos socorre
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el cielo, que ya descubre
al occidente arreboles.
Desvíanse a un lado, y salen TIBALDO, RUFINO y ASTOLFO, bandoleros
TIBALDO:
(Buenos bandidos, por Dios!
De más tenemos el nombre,
pues el ocio o la desgracia
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nos está dando lecciones
de doncellas de labor,
Bien se ejerce de Mavorte
la bélica disciplina
en nuestras ejecuciones.
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(Bravo orgullo!
RUFINO:
Sin razón
nos culpas. Las ocasiones
faltan, los ánimos, no.
TIBALDO:
Buscarlas porque se logren.
ASTOLFO:
(Por Dios, que si no me engaño
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no es mala la que nos pone
en las manos la ventura!
TIBALDO:
(Quiera el cielo que se goce!
ASTOLFO:
y hablando están. )No las oyes?
85 TIBALDO:
Acerquémonos corteses.
ESTELA:
Lisarda, )no ves tres hombres?
LISARDA:
Sí, hacia nosotras vienen.
ESTELA:
(Gracias al cielo! Señores,
)está muy lejos de aquí
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la quinta de Enrique, el conde
de Belfor?
TIBALDO:
Bien cerca está.
ESTELA:
)Queréis decirnos por dónde?
Dos mujeres son, bizarras,
TIBALDO:
Vamos. Venid con nosotros.
ESTELA:
Vuestra cortesía es norte
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que nos guía.
RUFINO:
(Antes de mucho,
Aparte
con más miedos, más temores,
zozobrará nuestra calma.)
Llévanlas, y baja don JUAN de Córdoba, muy galán, de camino, por el risco opuesto al que
bajaron ellas
JUAN:
(Qué notables confusiones!
(Qué impensado terremoto!
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(Qué tempestad tan disforme!
Perdí el camino, en efecto.
Y )será dicha que tope
quién me le enseñe? Tal es
la soledad de estos montes...
Vaya bajando
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Ata esas mulas, Tomillo,
a un árbol, y mientras comen
baja a este llano.
TOMILLO arriba, sin bajar
TOMILLO:
)Qué llano?
Un tigre, un rinoceronte,
un cocodrilo, un caimán,
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un Polifemo ciclope,
un ánima condenada
y un diablo, CDios me perdoneC
te ha de llevar.
JUAN:
)sobre qué das esas voces?
Majadero,
[Va bajándose TOMILLO]
115 TOMILLO:
Sobre que es fuerza que pagues
sacrilegio tan enorme
como fue dejar a un ángel.
JUAN:
)Hay disparates mayores?
TOMILLO:
Pues, )qué puede sucedernos
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bien, cuando tú...
JUAN:
No me enojes.
Deja esas locuras.
TOMILLO:
(Bueno!
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